Sin un renacer a la espiritualidad, a la esencia de lo que es, el hombre moderno está condenado a morir en la corrupción del yo. No se trata de una muerte agradable, rodeado de recuerdos y sueños que permanecen en la memoria como un bálsamo para tal hora. No, la muerte del yo por ignorar su esencia será dolorosa, traumática, insufrible para muchos y enloquecedora para tantos más. Este panorama desolador ante la corrupción del yo no es fruto de algo natural, de un gen que determina la vida humana, ni siquiera de la suprema ignorancia del sí mismo, sino de olvido del ser. Para muchos el concepto de Ser les parecerá un jeroglífico egipcio

o un sinsentido del lenguaje, pero olvidan que más allá de los conceptos, de sus genes, de sus memorias, de sus identidades, de sus pasiones y logros, de sus fracasos y llantos, más allá de su yo, yace inmortal el Ser que es. Olvidar que somos más que un simple yo, anclado en la biografía de cada cual, es olvidar que nuestro destino jamás se escribe en el tiempo, sino en la eternidad, en el ahora.
CÓMO SABER CUÁNDO LA CORRUPCIÓN DEL YO SE APODERA DE TU SER
Cuando jamás te has planteado si quiera que tú eres más que tu nombre, tus apellidos, tu nacionalidad, tus posesiones, tus estudios, tu familia, tus amigos. Cuando confundes tu biografía, puntual, concreta, enmarcada en la biografía de otros como son tus padres, tu familia, etc., con los cimientos que permiten la construcción de esa biografía, entonces la corrupción del yo no solo vive en ti, sino que te identifica

¿Qué mal puede existir en el olvido del Ser? ¿Qué mal puede haber en identificarme con mi familia, con mi país, con mi cultura, etc.? –podrás preguntarte- podrían existir varias respuestas que dieran cuenta de esas dudas, pero quizá la más pertinente sea la que dice que conceptos como familia, cultura, padres, sociedad, etc., etc., no son reales, son entelequias que sirven como marco para que lo real, tu Ser, se desenvuelva en un medio, en un espacio-tiempo concreto, tu ahora, tu instante de consciencia y de conciencia. La realidad no sustentan tu yo, sino es tu Ser quien sustenta tu realidad a través del yo. No es complicado de entender cuando dejas de creer en tu yo como un único pilar de la existencia y comienzas a creer en el Ser que eres más allá de la existencia. Dicho de otro modo, cuando dejas de creer en el poder de los demás y comienzas a creer en tu propio poder, pues ese yo con el que te identificas no suele ser más que las creencias que otros yoes te han implantado en tu subconsciente ¿Poder para qué?, podrás plantear, pues para crear la realidad que tú deseas.

Sí, repito, de otra forma, si hay algo que define al Ser es su capacidad creadora. La libertad de Ser es la libertad de crear. No lo olvidemos.
LA CORRUPCIÓN DEL YO COMO CAMINO A LA LIBERTAD DE SER
Puede parecer una salida de tono decir que si bien el yo es un estado de la mente que hay que superar, también hay que recalcar que la corrupción del yo es un acto de liberación una vez trascendida. Esto no lleva, ni implica, la destrucción del yo, imposible por otro lado. Somos una unidad de cuerpo-mente-alma indisoluble, al menos en esta dimensión humana. No se trata de agarrar tu yo y descuartizarlo y convertirte en un alma angelical o en un demonio. No. De lo que se trata es de reconocer que la corrupción del yo es una herencia que nos afecta directamente y que trascender ese estado lleva a la libertad de Ser.

No hay que ir a la India, ni consultar a un gurú, ni colgarse veinte amuletos y demás acciones simbólicas. Los símbolos, los atajos, pueden ayudar, ojo, pero la esencia de aquello que te hará superar el estado hipnótico que ejerce el yo sobre tu Ser vendrá de la mano de un despertar a ti mismo. No hay un despertar vengativo ni nada por el estilo. Simplemente, llegado el momento, sabrás que Eres y no solo estás inmerso en un mundo con tu yo a las espaldas. La libertad de Ser no radica en hacer aquello que me viene a la mente como producto de un deseo, sino de no hacer aquello que no soy. Cuando liberas a tu yo de las creencias fallidas que lo han contaminado desde el mismo útero, no sentirás la necesidad de imponerte a los demás, sino de amarlos tal y como son, con sus defectos, con sus aciertos, con sus crueldades y con sus actos de amor.
LA CORRUPCIÓN DEL YO Y LAS SOCIEDADES MODERNAS, UN AMOR A PRIMERA VISTA
El problema más grave que tienen las sociedades humanas desde hace eones, por no decir abiertamente que tienen desde el mismo instante que la consciencia emerge como lenguaje en aquel homínido elegido de nuestro pasado, es que ninguna de ellas se ha preocupado por el desarrollo del Ser, sino que ha alimentado, mantenido y alentado todo tipos de yoes en forma de mil y una creencias que llamamos tradición.

El factor primordial para que esto haya sucedido no hay que buscarlos muy lejos del yo, y se trata de su capacidad para generar y absorber el miedo. El miedo es, ni más ni menos, que el desconocimiento no solo de sí mismo, sino de todo lo que le rodea. Como quien dice, el conocimiento te hará libre y alejará todo miedo del yo humano. Sin embargo, en las sociedades modernas todo está estructurado y planificado para inyectar el miedo en vena a cualquier yo que se precie. Miedo a la muerte, a la enfermedad, al hambre, al sufrimiento, al desempleo, a la guerra, a los fanatismos (que ella misma engendra), a la pérdida, y suma y sigue casi hasta el infinito y más allá. Sin embargo, estos miedos inculcados radican, ni más ni menos, en ese mal que caracteriza a las sociedades, antiguas y modernas, a saber, la creencia que la parte está separada del todo y, como tal, la parte actúa bajo el imperio del egoísmo.

No ha entendido la sociedad humana, ni el individuo que la sustenta, en líneas generales, pues hay bastantes excepciones, que la parte es el todo y, como tal, lo que hace a cada parte afecta al todo. Hoy en día la mecánica cuántica algo está vislumbrando de esta “realidad” del universo.
QUÉ HACER PARA SUPERAR LA CORRUPCIÓN DE YO EN LAS SOCIEDADES MODERNAS
El primer paso, ineludible, si se quiere comenzar el camino hacia otro tipo de sociedad realmente humana, basada en el desarrollo del Ser y no en la corrupción del yo, es comenzar a dudar del poder de las ideologías.

De todas, tanto políticas, religiosas o de cualquier índole que no entienda que a las ideas no se las puede detener encerrándolas entre muros para convertirlas en ideologías. Las ideas, incluida la del hombre, deben estar abierta a la evolución de ellas mismas, pues el conocimiento se lee a través de la evolución de lo conocido. No es hora de entrar en cuestiones metafísicas, ni de sembrar más dudas, sino de, si se quiere vencer la corrupción del yo, comenzar a creer más en nosotros mismos como seres que somos más allá de las culturas del ego que solo defienden su pedacito de mundo y realidad. No se trata de crear una nueva cultura humana, sino de trascenderla y llegar a la misma existencia humana basada en el conocimiento y el respeto a toda vida y todo ser con capacidad de crear nuevas realidades. Para ello, como en la ciencia, no hay método, por más que se empeñen algunos.

Trascender la corrupción del yo y sumergirse en otra forma de entenderte a ti mismo como parte de un todo y entender a ti en vinculación con las otras partículas de conciencia que te acompañan en este viaje maravilloso, no es algo que puedas aprender ni en manuales, ni bajo templos, ni en juegos vía online, sino en la soledad de tus dudas y al calor de las respuestas que vayas encontrando. Ojo, toda ayuda es de agradecer, pero el camino y el despertar a tu Ser solo tú lo puedes realizar.